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  • Foto del escritorLic. Rodrigo B. Ríos

LO REAL: DE LA TEORÍA A LA CLÍNICA (Parte I): VERSIONES DE LO REAL EN LACAN

VERSIONES DE LO REAL EN LACAN


El trauma, la angustia, algún encuentro inesperado, contingente, lo que no responde a ninguna ley, son emergencias que atacan a nuestra realidad cotidiana, esa realidad psíquica de cada quien.


Lacan, en “La tercera” hablará de varias versiones de lo real que dice haber planteado a lo largo de su enseñanza. Ninguna es descartada ni se superponen, y cada una es insuficiente para abordar la dimensión de lo que se pretende explorar.



Una de estas formas va a expresarse como “lo real en tanto lo que retorna siempre al mismo lugar”. Dicha acepción hacer referencia al reencuentro del sujeto con un objeto, objeto que sin embargo nunca está allí donde va a buscarlo, y esto sucede porque el objeto primordial es reemplazado por otro objeto, objeto que no brinda más que una satisfacción meramente ilusoria. Sera la letra en tanto marca primera, en tanto elemento localizado, lo que admita volver a sí mismo, un síntoma en tanto escritura de un real que impacta el cuerpo y retorna siempre al mismo lugar. Será por ese rasgo de escritura que el síntoma reaparezca insistentemente en el mismo lugar, aún frente a causas muy diversas. En este aspecto, en el Seminario 22, el síntoma es abordado como “función” en el sentido matemático:


“¿Qué es esa x? Es lo que del inconsciente puede traducirse por una letra en tanto que solamente en la letra la identidad de sí a sí está aislada de toda cualidad. Del inconsciente, todo Uno en tanto que sustenta el significante en lo cual el inconsciente consiste, todo Uno es susceptible de escribirse por una letra.”[1]



Por otro lado, Lacan hablará de lo real como lo imposible. ¿A qué hace referencia? Justamente al hecho de que lo real rechaza toda representación, a las limitaciones evidenciadas por lo simbólico, esa imposibilidad del significante de capturar todo lo que está en juego. El significante, en tanto insuficiente para expresar lo que existe, induce al límite entre lo simbólico y lo que existe, es decir lo que queda fuera de lo simbólico. Tal como lo expresa en “La tercera”:


“Lo real no es el mundo. No hay la menor esperanza de alcanzar lo real por la representación.”[2]


Entonces, lo real como imposible va a contramano de la fantasía en tanto que la fantasía introduce la dimensión de lo posible. Pero lo imposible también hace referencia a lo contingente, en tanto que es imposible de ser calculado.


Lacan reinterpretará la castración bajo esta nueva perspectiva. Entenderá a la castración como un efecto de la estructura del lenguaje, la imposibilidad de escritura de la relación sexual, lo que no cesa de no inscribirse, ese real que se impone al hablante, la imposibilidad de la relación sexual. Y por dicha imposibilidad es que los encuentros sexuales quedan bajo el régimen de la mera contingencia. Esto es decir que para que el encuentro sexual se produzca es necesario pasar al acto, y para esto no hay manual ni formula asegurada.



Ahora bien, otra versión de lo real la encontramos expresada en el Seminario 24. En este seminario va a plantear a lo real como sin ley. La imposibilidad de escribirlo, de formularlo desde lo simbólico, lo deja sin ley, respondiendo al azar. Pero hay que recalcar que el hecho de que lo real sea sin ley admite la posibilidad de brindarle cierto lugar al deseo. El deseo puede salirse del mero fantasear y pasar a la realización, salir de lo psíquico para pasar a lo tíquico. Cuando lo real sin ley adviene el deseo encuentra la oportunidad de imponer su ley, que es la ley del trauma, la ley de lo que rige subrepticiamente nuestro destino y nuestros actos.


Entonces lo real que el analizante encuentra en análisis no es psíquico, es tíquico, porque responde a lo contingente y pone en juego un deseo determinante. Es en ese real tíquico que el deseo se juega en coordenadas inesperadas.



Finalmente, otra de las acepciones de Lacan sobre lo real hace referencia al síntoma; el síntoma en tanto lo que viene de lo real. Un real que, a través del síntoma, se opone al funcionamiento de la realidad cotidiana. Es por esta vía, la del síntoma, que lo real adquiere un sentido contario a tal funcionamiento normal de las cosas. Lacan, en “La tercera”, dirá que “el sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para impedir que las cosas anden.”[3] Es un real que logra coincidir con el sujeto mismo captado en su división. Y también lo planteará del siguiente modo:

“Llamo síntoma a lo que viene de lo real. Esto significa que se presenta como un pececito cuya boca voraz solo se cierra si le da de comer sentido.”[4]


[1] Lacan, J., (1974-1975), Seminario 22: “RSI”, inédito. Clase del 21-01-75 [2] Lacan, J., (1974), “La tercera”, Intervenciones y textos II, Buenos Aires: Manantial, 2010, p. 82. [3] Lacan, J., (1974), “La tercera”, Intervenciones y textos II, Buenos Aires: Manantial, 2010, p. 84. [4] Ibíd.



Lic. Rodrigo B. Ríos

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